sábado, diciembre 23, 2006

Llegando, llegaste...



Un proyecto largo rato acariciado, soñado y anhelado, está por llevarse a cabo.

Cuando nuestros lectores reciban esta edición, mi hija y yo estaremos poniendo pie en tierra uruguaya. La nueva ruta de la línea aérea COPA nos llevará desde Guatemala hasta Montevideo con una sola parada de una hora y media en Panamá. Este vuelo supera en mucho a la enorme vuelta que di la última vez que hice el viaje, cuando tuve que volar hasta Miami y allí quedarme diez horas "haciendo escala". ¡Que viva la competencia!

Nuestro plan es visitar el interior uruguayo y pasar por Juan Lacaze, lugar en donde vivimos unos meses hace casi veinticinco años.

Las expectativas no quedan allí. Será lindo volver a ver a los amigos antiguos, pero mejor será reunir a los antiguos rostros queridos con los nombres sin rostro aún, pero que ya tienen un lugar especial en mi vida. Compañeros de trabajo en este semanario que poco a poco se han transformado en amigos, guías y modelos a seguir, figuras grandes del Uruguay de hoy, hombres y mujeres con un sentido claro del amor a su país que día a día se esfuerzan por limpiar el panorama de telerañas y abrir la brecha que permita llegar a la nación uruguaya a las grandes ligas.

Así que no pierdo tiempo. Cierro esta columna hoy, viernes de noche, para terminar de preparar "las chivas" (como decimos acá en Guatemala) y poder salir hacia el aeropuerto mañana muy temprano, hacia la aventura de volver al país que amo tanto como al mío.

Ahora sí: ¡Nos veremos la próxima semana!

EL PAÍS DE LA ETERNA PRIMAVERA


Nuestro país ha sido bendecido con uno de los mejores climas del planeta. Y probablemente los nativos no seamos conscientes de esta realidad sino hasta que nos toca "probar" algún exceso en otro lugar en el que nos toque en suerte estar cuando los extremos en el termómetro se hacen vivencia.

En Guatemala hemos tenido varios climas simultáneamente. Para el período seco -entre noviembre y abril- la temperatura baja por el invierno boreal, pero a partir de marzo la temperatura se entibia y para abril sube maravillosamente, haciendo que en el valle de la ciudad capital tengamos noches de 24° C con medios días de 28° C, en promedio. Creo, sin temor a equivocarme, que la ciudad capital tiene el mejor clima de la república, pues ni cuando llega la temporada lluviosa -de mayo a octubre- el termómetro se ha vuelto loco.

En estos meses -diciembre, enero y febrero- los cielos luminosos y radiantes, azules y sin una nube, serán frescos durante el día, pero fríos durante la noche. En el altiplano occidental, con frescura seca de los bosques de pinos, robles y aromáticos pinabetes, el promedio será de unos 15° C en las mañanas y tardes con 20° C al medio día, pero el termoómetro descenderá conforme se acerca a la madrugada y fácilmente llegará por debajo de 0° C, como ocurrió esta semana que termina hoy que no es lo usual sino una excepción.

Nuestras costas mantienen temperaturas más altas, debido a la altitud. Así que los medios días muy cálidos -con unos 35° C- son ideales para ir el fin de semana o de vacaciones a pasar unos días a la playa y disfrutar de un eterno verano.

En las selvas petenera y verapacenses, en el norte del país, la lluvia ha estado presente casi los doce meses del año y la vegetación ha sido la mejor evidencia de ello. Verdes de muchos tonos, flores vistosas y extrañas, frutos de dulces aromas y una fauna sumamente variada, han hecho de este lugar un paraíso.

El sur-oriente es diferente. Ha sido árido, seco y muy cálido. Los orientales, como llamamos a sus habitantes, son personas que generalmente se han dedicado a la cría de ganado vacuno de ordeña y los quesos del sector son famosos, sobre todo aquel conocido como queso de Zacapa, salado y seco, con una variante que se fabrica con vetas rojas de chile cobán, muy picante y aromático.

El nor-oriente ha sido verde, húmedo y muy cálido, con playas de arenas blancas y aguas cristalinas tocadas por el mar Caribe, en donde la maravillosa tierra es pródiga y fértil, como lo es la de la zona sur del país, aunque en esa zona el mar bañe arenas gruesas y negras volcánicas, con un océano Pacífico que de eso no tiene nada.

Sin embargo, el travieso Niño está haciendo averías. La semana que hoy termina tuvimos un enfriamiento brusco y repentino, no usual en este mes, que llevó al termómetro por debajo de cero en el altiplano, haciendo que los viajeros se sorprendieran con la enorme cantidad de hielo que encontraron en el sector. La capital llegó a los 7° C por las mañanas y a pesar de que el sol brilló intenso durante los cuatro días que duró el frente frío, salieron de los roperos las viejas prendas de lana, los guantes y gorros, los abrigos y bufandas que hacía mucho tiempo aguardaban su oportunidad para ver la luz otra vez.

Ahora mismo veo el termómetro que está encima de mi escritorio y marca 23° C. Sumamente agradable. No sé si "el país de la eterna primavera" lo seguirá siendo por mucho tiempo más. Espero que sí. El clima de Guatemala es la mayor bendición con la que contamos los chapines. Hasta que el Niño no decida volver.