sábado, noviembre 27, 2004

¡Pobre García Márquez!

Leí que la diputada Angélica de la Peña, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de México, convocó a una gran alianza para comenzar una campaña contra la venta del último libro de Gabriel García Márquez, Memoria de mis putas tristes, por considerar que se trata de una apología de los pederastas y la explotación sexual infantil.

Quiero dejar en claro que estoy totalmente en contra de la explotación sexual en cualquiera de sus formas, sobre todo en la que se hace en los niños, abusiva y por demás inmoral. Pero creo que hay algunas situaciones interesantes en esta convocatoria que no me cuadra.

García Márquez siempre ha tocado temas, digamos, escabrosos en cada una de sus obras y creo que ese ingrediente ha sido uno de los sazonadores geniales que provocan que lo leamos y busquemos ansiosos cada una de sus obras, aún cuando no hayan salido al mercado. Que "exalte" -según la política mexicana- una relación entre una niña de 14 años y un anciano de 90 (o de cualquier edad), debe verse despacio y sin manipular la enorme fama y el nombre del escritor para su propia publicidad.

Que las mujeres tengan sexo a los 14 años no es ninguna novedad. Y no sólo hablo del sexo a escondidas de los adultos, sino del que es y ha sido "santificado" por las religiones a través de los siglos, del que se obliga a practicar a las niñas por costumbres tribales, del que tienen que soportar porque padres, hermanos, abuelos o tíos las abusan desde el principio del tiempo o, finalmente, por el que socialmente es aceptado porque se legaliza a través del matrimonio civil.

Soplan vientos de moralismo, no moralidad. Y esos actos llenos de fanatismo ensucian lo que puede ser bueno, como la preocupación -y cada vez más, ocupación- por la impunidad en los asesinatos de mujeres... ¡Lástima! Hay miles de maneras más de trabajar por las niñas con limitaciones, propensas a sufrir vejámenes. No es antagonizando con un Premio Nóbel.

Vamos a ver las cosas como son: el que quiera leer el libro, que lo lea. El libre albedrío y el criterio de cada cual, deberá prevalecer. A García Márquez no se le moverá un solo cabello de la cabeza por esta "afectada" indignación.

viernes, noviembre 19, 2004

Las Estrellas de La Línea

Un fotógrafo avezado y creativo que pretendía capturar imágenes originales, fue el causante de que se diera lo que Elo encontró en la red y que pidió les comentara un poco.

Este fotógrafo decidió llevar a un grupo de prostitutas de La Línea (llamadas así porque se establecieron desde siempre a orillas de la línea por donde corría el ferrocarril, ahora ya desaparecido) para que jugaran un partido de fútbol en contra de un equipo de "patojas" de un colegio privado y de "altos vuelos" de esta ciudad capital, para, cámara en mano, poder captar las expresiones, circunstancias y momentos del encuentro, sin haberse atrevido siquiera a imaginar lo que todo ello provocaría.

Por supuesto, el encuentro se confirmó para llevarse a cabo en uno de los campos privados de fútbol que existen en la ciudad, por supuesto, en el situado en uno de los barrios clase A de nuestra sociedad, en donde las mujeres caminan con la nariz levantada haciendo como si todo el tiempo estuvieran "oliendo popó", como decimos acá, pero que no es otra cosa que la evidencia del desprecio que sienten por cualquiera que no sea "canche", que no viva en su zona, no estudie en los mismos colegios de la "high" en los que ellas estudiaron y que, en esta era, también frecuentan sus hijos.

Por supuesto, las jugadoras del equipo contrario tampoco sabían contra quién jugarían. Así es que cuando llegaron las "Estrellas de La Línea", dicen las malas lenguas que hubo desmayos, revuelo general, pugidos, ayes, conmoción y conato de demanda. Las "damas" de la alta no podían creer que alguien hubiera llevado a un grupo de prostitutas para que pisaran el mismo terreno de juego que sus hijitas amadas, claro, no fuera a ser que se contagiaran... de cualquier cosa, ¡vaya usted a saber!

Lo que empezó como una travesura, se transformó en un movimiento. Han surgido equipos de mujeres "trabajadoras del sexo" -como se decía en mis años de juventud, pero que ahora ya no se usa más- que quieren hacer valer su derecho a divertirse sanamente, de tener contacto con otras personas que no las busque para obtener placer de sus cuerpos, sino otro tipo de emociones. Las putas chapinas han visitado a sus colegas de algunos lugares de la república o, incluso, de países vecinos y parece que la liga se afianza.

Claro, son cada vez más famosas y supongo que la plusvalía de los negocios ha subido obstensiblemente... al mismo tiempo que en la zona clase A de la ciudad, quedaron un montón de mujeres -que se creen superiores- inhalando sales y tomando agua para recuperar el aliento y la compostura. ¿Los maridos y los hijos de estas señoras? No sé... probablemente escondidos detrás de las camionetas 4X4, no fuera a ser que los reconocieran y los saludaran de beso. La hipocresía, ¿vio?

Mi encuentro con el cáncer de mama

Hace ya unos diez años, mientras aprendía a vivir en la filosofía saibabista, decidí reintentar (por tercera vez en la vida) cambiar mis hábitos alimenticios y transformarme en vegetariana. Ayudó muchísimo mi disposición mental para hacerlo, pero fue mucho más grande el convencimiento mientras notaba cómo mi cuerpo reaccionaba favorablemente con el cambio de alimentos. La tercera fue la vencida.

A través del tiempo he leído y aprendido mucho acerca de esta manera de vida -que de eso se trata- que incluye cambio de hábitos y que conlleva una mejora constante, un conocimiento profundo de mi cuerpo y sus reacciones, así como de mi estado de ánimo y mi mente, que también se han ido amoldando favorablemente con el cambio.

Cuando hace unos meses iniciamos la publicación de los artículos del Dr. Álvaro Ronco en Fin de Semana, inmediatamente me interesé en el tema. Me gustó el enfoque, la manera sencilla y franca de presentarlo y pensé en lo importante que es para cualquiera poder contar con esta información que, de otra manera, probablemente se soslaye por temor o por falta de oportunidad de encontrarlo así, tan "a la mano".

El cáncer de mama -ese mal terrible- tocó las puertas de mi familia cuando a mi hermana menor, de 43 años, se lo diagnosticaron hace más o menos un año. Sin antecedentes familiares, sin tener ninguna experiencia cercana de cáncer de este tipo y siendo una familia matriarcal (somos cuatro hermanas y mi madre, más nuestras descendientes), el tema nos dio vuelta la vida y todas buscamos información para combatirlo en Beatriz y prevenirlo en las demás. Fue allí cuando comprendimos que una vida saludable se hace con alimentación adecuada, ejercicios, evitar fumar y algunos otros factores importantes. El caso de mi hermana se solventó afortunadamente y aprendimos una lección vital.

Creo que hacen falta en el mundo personas como el Dr. Ronco que se esfuerzan en indicarnos de qué manera podemos vivir mejor. Pero nada se logra sin sentido común, una actitud mental positiva y toda la disposición de ánimo para llevar a feliz término emprendimientos para lograrlo.

¡Pongamos manos a la obra!

domingo, noviembre 07, 2004

Sí, pero no

Tal y como era de esperarse, los guatemaltecos estuvimos pendientes de los resultados de las elecciones norteamericanas de la misma manera que gran parte del planeta. Finalmente, somos parte de este imperio que nos tocó en suerte vivir... nos guste o no.

He sabido de todo tipo de reacciones que van desde el más franco rechazo hasta el entreguismo frenético, pasando por los comentarios con tono de tédeum o ridículos hasta la muerte: "Estoy seguro que los guatemaltecos estamos en la mente y el corazón del presidente Bush", palabras más, palabras menos, que tuvo el mal tino y el poco gusto de decir nuestro presidente -de Guatemala, digo- en cuanto se supo lo que se supo. Así que, como dice el dicho: "Mal de muchos, consuelo de tontos", pensé, haciéndome tres cruces para no entrar en un estado de shock causado por la vergüenza propia y ajena después de escuchar semejante ridículo desacierto. Estoy segura que en lo último que puede ocurrírsele pensar a Bush es en los guatemaltecos... ¡por favor!

Un poco llevándole la contra al editorial del Fin de Semana pasado de Bocha, pienso que, por estas latitudes, el resultado de las elecciones norteamericanas sí nos afecta muy directamente. Es decir, a los centroamericanos nos afecta más que a otros habitantes del continente americano -quitando a México a quien le afecta mucho más- pues gran parte de nuestra economía depende de la política gringa con relación al comercio (tenemos un tratado de "libre" ídem), a la política de migración (más de un millón de guatemaltecos vive permanentemente en Estados Unidos y sus envíos de dólares mensuales son un porcentaje importante en nuestra economía), a su política exterior (muchos de los visitantes que recibimos y que ha hecho solvente nuestra industria sin chimenea -el turismo- son ciudadanos norteamericanos, al igual que "la ayuda" que nos pueda brindar se espera ansiosamente en muchos sectores del país) y cualquier otra política que tengan en vigencia o que inventen en un estado de euforia natural o provocado, pues estamos tan cerca de ellos que sentimos su respiración en nuestras nucas.

Nuestra historia fue radicalmente cambiada a partir de 1954 con la participación de Estados Unidos en el cambio violento de gobierno a través del golpe de estado al presidente Árbenz, así que también de esta manera nos sentimos afectados. Sin contar con los años de violencia urbana y rural, experimento y producto de la guerra fría, que recién ahora nos ha dado un respiro.

Gran parte de nuestros compatriotas emigrados a ese país y que han sentado bases familiares allá, han visto a sus hijos marchar a la guerra, primero la del Golfo y ahora la de Irak. Una familia amiga está sufriendo al ver a uno de sus hijos llorar de desesperación por no querer regresar a la guerra; ha sido lugar común entre los guatemaltecos que viven en EE.UU. ingresar a las filas de la Marina para poder lograr tener un nivel profesional que sus economías personales no les permitiría, sin haber pensado seriamente que siendo marines, en algún momento los requerirían para lo que estaban siendo entrenados: para matar y correr el riesgo de ser muertos en tierra extraña, peleando una guerra que ni fu ni fa para ellos, ni mucho menos para los familiares que quedaron en esta tierra cálida y verde.

Acá sí se ansiaba que no fuera reelecto Bush, aunque nuestro gobierno haya dicho lo contrario. Pero deberemos consolarnos con que el tiempo pasa y que, con un poco de suerte, mientras nos hacemos más viejos, sintamos que corre más veloz.