sábado, enero 08, 2005

Entre ayer y hoy, una gran diferencia

En la década de los 80's la telefonía en Guatemala estaba en pañales. Teníamos un monopolio estatal y conseguir (¡conseguir!) una línea podía llevarse un lustro desde el momento de la solicitud hasta obtener la señal en tu casa. Además, era carísima y casi siempre tenías que deslizar "favores" por debajo de la mesa a algunas personas involucradas en el proceso.
Llegó la privatización -efectuada de manera poco ortodoxa, pero llegó- e inmediatamente se empezaron a hacer inversiones en la modernización de los sistemas, se cambió la numeración de seis a siete dígitos (ahora tenemos 8), tuvimos una red más extensa y el tiempo de adquisición-conexión de la línea se redujo drásticamente.
Sin embargo, en esos años la telefonía celular era cosa de gente pudiente. Los famosos "ladrillos" -como llamábamos a los celulares de aquel tiempo- sólo eran vistos en manos de ejecutivos MUY ejecutivos, políticos, militares o industriales o de sus hijos y parejas, y a precios realmente prohibitivos. Ningún guatemalteco de clase media con cinco dedos de frente y su sueldo mensual pensaba en adquirir un aparatejo de esos. La única empresa que prestaba el servicio estaba ligada a la empresa telefónica estatal, pero cuando se modificó la ley para que pudieran entrar al ruedo otras empresas privadas, las reglas del juego cambiaron y paulatinamente los chapines vimos abierta la puerta a la modernidad.
Llegaron al mercado de los celulares América Móvil, Telefónica y Bell South y encontramos servicios para atender necesidades, gustos y bolsillos. Las personas o empresas que anteriormente no pudieron "hacerse" de una línea fija, ahora tenían opciones entre las fijas o los celulares -móviles o fijos- y en donde antes no se pudo hacer instalaciones por la distancia o la topografía, ahora se cuenta con servicio satelital o celular y eso ha incidido en que se pueda llevar tecnología diversa a rincones de mi patria recónditos e impensados. Los comerciantes han ampliado sus territorios, la educación llega vía internet, los mercados para las exportaciones se han abierto sin necesidad de intermediarios...
Por supuesto, los precios bajaron ¡ostensiblemente! El precio por minuto en un celular dentro del mismo país es de Q0.36 (US$1 = Q7.80) y contamos con roaming en muchos países del mundo con precios competitivos.
La competencia es maravillosa. Pero debe ser monitoreada por un ente estatal para evitar abusos o competencia desleal que vaya a terminar en daño para los usuarios. Estoy convencida de que haber cambiado la ley de la telefonía fue un acierto. Nos benefició y sigue beneficiándonos a todos.

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