lunes, julio 10, 2006

TALES COSAS TE HARÁN, QUE ASÍ TE PONDRÁN


Con esa frase suele mi madre dar por cerrada una discusión relacionada con el cambio repentino en el comportamiento de alguna persona antes "mansa" o tranquila y ahora, quizás, agresiva o rebelde. Y es que es verdad, las experiencias van formando en ocasiones "callos" en la emotividad de la gente que hace que reacciones o se comporte de alguna manera antes ni pensada por ella.

La noticia de que el juez Pedraz, desde Madrid, dictó orden de captura contra varios personajes guatemaltecos involucrados en asesinatos, desapariciones, torturas y hasta genocidio durante los años más negros de la guerra de guerrillas de este país, hace que pensemos -con vergüenza y pena- que si nuestra propia justicia no ha hecho nada por hacer pagar a los asesinos de ese tiempo sus maldades y desmanes, pues estará bien que, aunque sea de esta manera, estos tipos sean juzgados y sentenciados, así no se puedan aplicar en suelo guatemalteco las sentencias, según algunos expertos; y es que es verdad que en una guerra ambos bandos deben luchar y pelear por sus ideales, pero cuando el bando en el poder hace uso desmedido de éste para exterminar no sólo los ideales y anhelos de la población, sino también a ésta misma.

Desde que esta tierra fue testigo de la llegada de los conquistadores -que no colonizadores- españoles, no se detuvo la hemorragia de vidas, basada nada más que en el color de piel, cabellos y ojos, en una descarada e inmoral postura de superioridad que ha cegado cientos de miles de vidas, no sólo por hambre sino también por exterminio descarado.

En esta maravillosa tierra, en donde convivimos tantas culturas y etnias, en donde precisamente la mezcla de ellas nos hace ser un lugar atractivo para conocer y vivir, los conquistadores españoles nos dejaron como legado el desprecio por los nativos por el simple hecho de serlo; nos enseñaron a fruncir la nariz o a volver la vista a otro lado si se nos acercan, a pensar en ellos como seres clase "Z", sin sentimientos, sin emociones, sin derechos.

Aunque las cosas se han ido modificando en las últimas décadas, todavía existen personas que se indignan si una nativa asiste a la universidad (¡mujer e india!), si sus hijos asisten a escuelas privadas, si sus hombres visten saco y corbata o tienen cargos ejecutivos en las iniciativa privada, para mencionar algunos casos.

Los pocos guatemaltecos que viven en la más alta esfera y controlan la actividad socioeconómica de mi país, casi todos descendientes de los rancios apellidos bajados de los barcos españoles, en franca complicidad con curas y ejército durante siglos, no conciben la idea de que aquel que trabaja ocho horas al día tenga derecho a decidir si desea trabajar en éste o en otro lugar en donde ganará mejor; prefieren a sus trabajadores ignorantes, existiendo en sus campos, procreando irresponsablemente, manteniendo la cadena de hambre-ignorancia-resentimiento de generación en generación. Nada toca sus corazones ni sus bolsillos. Nada los sensibiliza.

Siempre me he preguntado si ver a las personas morir literalmente de hambre -a los niños con graves atrasos físicos y mentales provocados por la ausencia de una alimentación adecuada, desahuciados todos en su anhelo de vivir, no sólo existir- no remuerde las conciencias de estas personas que se creen y sienten los dueños de sus vidas.

Es por esto que la noticia de la decisión del Juez Pedraz nos llena de vergüenza, pero también de esperanza. No digo que deba juzgarse sólo a unos y no a otros. Digo que esto puede ser el inicio del final de la impunidad que ha reinado en mi tierra durante siglos. Y digo que tiene que ser bueno para los amantes de la paz y la justicia.

Si los asesinos y torturadores han vivido tan campantemente hasta ahora, de aquí en adelante, por lo menos, se cuidarán mucho de salir de nuestras fronteras. En el momento en que uno de ellos quiera sacar a pasear su nauseabunda humanidad, la Interpol se hará cargo de llevarlo para ser juzgado por la quema de la Embajada de España en este país en 1982 en donde murieron 37 personas; el asesinato de 4 sacerdotes españoles; y del peor de los crímenes: 250 mil guatemaltecos de la etnia maya asesinados, de forma cruel e inhumana en muchos casos.

Los nombres de los ocho acusados de genocidio son:

1. DONALDO ÁLVAREZ RUIZ (ex-Ministro de Gobernación);
2. BENEDICTO LUCAS GARCÍA (militar y hermano del ex-Presidente);
3. GERMÁN CHUPINA BARAHONA (ex-Jefe de la Policía);
4. PEDRO ARREDONDO (ex-Jefe de la Policía Judicial, ya desaparecida);
5. EFRAÍN RÍOS MONTT (ex-Jefe de Estado, golpista);
6. ROMEO LUCAS (ex-Presidente del país, ya fallecido);
7. OSCAR MEJÍA VÍCTORES (ex-Jefe de Estado, golpista); y
8. ÁNGEL ANÍBAL GUEVARA (militar).

Se inicia una nueva era. Y sí, tales cosas nos hicieron, que así nos pusieron...

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