lunes, noviembre 06, 2006

Los imposibles posibles


Cada ser humano tiene sueños. Algunos tan -según cada uno- irrealizables, que están escondidos en la gaveta más recóndita de nuestra mente. Algo que siempre hemos deseado hacer, que nos ilusiona cumplir, pero que por algún motivo, se ha hecho cuesta arriba realizarlo.

A veces es, simplemente, conocer a un personaje importante. Arriesgarnos a acercarnos a él o ella cuando lo encontramos en el mismo supermercado y está allí, al alcance de nuestros dedos; lo vemos y nos damos cuenta que es un ser humano igualito a nosotros, que tiene las mismas necesidades y gustos evidentes en su carreta de compra. Pero si no aprovechamos ese único instante que la vida nos regala, la oportunidad se irá rodando y chirriando con las ruedas del carrito.

Durante la semana, mientras hacemos frente al cúmulo de trabajo y la presión de los tiempos que debemos cumplir, cerramos los ojos y nos trasladamos, por segundos, a nuestro lugar ideal. Puede ser la montaña que te gusta escalar, la playa en donde asolearte o la placidez del lago que nos transmite paz. Soñamos con salir corriendo para allí, para descansar y recargar las pilas, pero no nos animamos a hacerlo... Y los dientes nos seguirán rechinando por la falta de valor para hacer realidad nuestro deseo de salida.

Vemos a nuestro alrededor que los principios desaparecen, que nuestra lista de prioridades se vuelve obsoleta, que los políticos nos decepcionan, que el mundo parece estar contaminado por virus y bacterias antes nunca vistos, pero no hacemos nada más que quejarnos y acomodarnos para que nadie nos moleste.

Evitamos sacar la cabeza por encima del montón, no vaya a ser que nos noten y perdamos nuestra gris apariencia de mediocridad. No tenemos el empuje necesario para gritar ¡Basta! y dejamos hacer, dejamos pasar...

Si algo nos molesta, de verdad, habrá que levantarnos y hacerlo notar. Cambiar las reglas del juego, empezando desde adentro de nosotros mismos, hacia nuestras familias, nuestros amigos, nuestros trabajos. Y así, la onda concéntrica irá moviéndose y tocando cada vez a más personas. Se irá haciendo notorio que con nosotros la cosa es diferente. Que somos amigos de todos, pero que no vamos a tolerar corrupción, engaños, mentiras y deslealtades. Congruencia y coherencia en nuestra vida.

Pero si no somos capaces de dar ese paso, no nos quejemos. Estaremos para siempre nadando en el fango de la comodidad mediocre, hasta la eternidad.

No hay comentarios.: