jueves, mayo 05, 2005

LIBERTAD Y AUTODETERMINACIÓN CON RESPONSABILIDAD

Las situaciones, experiencias y motivaciones de nuestras vidas han ido cambiando. Lo que niños, adolescentes y jóvenes de hoy saben y han experimentado, probablemente no tiene nada qué ver con lo que nosotros -adolescentes de los 50's y 60's- vivimos en nuestro momento.

Allá lejos, en el tiempo, recuerdo que no nos era permitido conversar durante las comidas, jamás participábamos de la conversación de los adultos, si deseábamos salir fuera de casa debíamos cumplir rigurosamente con las condiciones que nos impusieran para darnos el tan ansiado permiso para hacerlo. No teníamos voz ni voto en la elección del barrio en el que viviríamos si nos mudábamos, ni en el establecimiento en donde estudiábamos. Si una amistad no era del gusto de nuestros padres, muy probablemente la presión ejercida para dejarla daría frutos, tarde o temprano.

Difícilmente se hablaba de sexo, la "planificación familiar" era también un tema tabú y los programas en la tele eran importados en latas, sosos y perfectamente planeados y elaborados para que el lavado de cerebro estuviera asegurado.

Las canciones que escuchábamos en este lado del planeta tenían las mismas características de los programas televisivos y las cantábamos como loros sin saber exactamente lo que sus letras decían, a no ser que fueran las que llegaban de México y del Cono Sur. Europa no sonaba en nuestros receptores de transistores y los longplay más sonados en casa eran los mismos que llevábamos a "los repasos", pequeñas reuniones que hacíamos en casa de cualquier miembro de la pandilla, de las tres de la tarde a las nueve de la noche, ¡a más tardar!, en donde todos tomábamos Coca-Cola y nuestra aventura más grande fue aprender a fumar tabaco, aunque los más valientes experimentaron, a escondidas, con marihuana... ¡y eso ya era un horror!

Nuestros padres confiaban en que seríamos buenos estudiantes, pero en el caso de las mujeres privaba el deseo de que seríamos buenas amas de casa y madres amorosas.

Los tiempos han cambiado...

Sin embargo, creo que la esencia de la formación de nuestros hijos sigue siendo la misma. Los principios de responsabilidad, respeto por sí mismo y por los demás, y los valores morales, siguen existiendo. Probablemente lo que ha cambiado sea la conciencia por una mayor y mejor educación para lograr desarrollarse personal y profesionalmente; y que las prioridades de la vida se han diversificado. Las niñas ya no sólo sueñan con ser madres, también se visualizan como ejecutivas importantes, como escritoras, pintoras o profesionales exitosas, teniendo como otra opción dedicarse exclusivamente a formar y atender una familia.

Cada vez más -aunque, desafortunadamente, no todavía en la proporción más saludable- los jóvenes buscan que su pareja sea inteligente e independiente, que sea una compañera con quien compartir esfuerzos profesionales e intelectuales, además de los emocionales y familiares.

Tal y como decía Félix, enseñarles a utilizar responsablemente la libertad y la autodeterminación los hace mejores personas, mejores hombres y mujeres, respetuosos de sus vidas y de las de las personas que les rodean. Los prepara para moldear a sus propios hijos -si los llegasen a tener- y a procurar vidas llenas de satisfacciones y éxitos, viviendo y dejando vivir a los demás para felicidad de todos.

Dedicado a las Mellizas Obes, en su mayoría de edad

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