sábado, junio 11, 2005

Un David chapín

Esta semana, los noticieros del mundo -sobre todo de temas informáticos- tuvieron en sus encabezados esta noticia, más o menos: "Microsoft robó idea a programador guatemalteco".

Carlos Armando Amado, un programador guatemalteco, patentó en 1990 una idea que permitía enlazar los programas Excel y Access utilizados por Microsoft, a quien intentó vender su idea en 1992; en esa oportunidad, la transnacional no demostró interés (aunque ciertamente, sí le interesó) pero luego incorporó el software, sin autorización de Amado, a varias versiones de Access. El juez sentenció a Microsoft a pagar a Carlos Armando Amado una indemnización de 8,9 millones de dólares por haber usado ilícitamente su programa.

La indemnización de 9 millones de dólares corresponde a un cálculo porcentual de las ganancias percibidas por Microsoft con el software en cuestión, escribe Associated Press. El dictamen establece que Microsoft no infringió la patente inscrita por Amado mientras asistía a la Universidad de Stanford, aduciendo que no fue deliberada su copia (?).

Me pregunto: si esta situación se hubiera dado en algunos países de Latinoamérica... ¿el resultado habría sido el mismo? Me temo que no. Es más, tratándose de un monstruo del tamaño de Microsoft muy probablemente ni siquiera habría llegado a prosperar la demanda. Y es que el poder -en nuestros países, con frecuencia- corrompe, compra voluntades y anula juicios claros.

Son ventajas de los países desarrollados o del primer mundo, que tienen desligados los poderes o, por lo menos, en la mayoría de los casos sucede así. De esta manera, un pequeño David chapín le pegó una pedradita al Goliat de la informática, haciéndole un pequeño abollón de 8,9 millones de dólares que para Bill Gates no significará mucho en materia económica, pero mucho para Amado. Lo que sí es verdad, es que cada vez es más evidente la suciedad y ética inexistente en que este hombre ha "trabajado", ahora que salen a luz sus "travesuras".

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