sábado, diciembre 01, 2007

LA MARAVILLOSA FANTASÍA


Por todos nuestros sueños y juegos infantiles, hermana, en donde vivíamos plenamente los roles que nuestra infancia copiaba de la creatividad y fantasía del cine, hechos realidad en tu sueño más preciado

Sandra y yo siempre fuimos muy unidas. A pesar de los tres años que hay de diferencia entre ambas, cuando su presencia llegó a mi vida, fue para afianzarse en cuerpo y alma. Fuimos compañeras de juegos en la niñez, juntas descubrimos la alegría de vivir durante la adolescencia y cuando anunció su boda temprana a los casi dieciocho años, quise rescatar su libertad entre las lágrimas de temor, en el medio de su precoz felicidad de mujer enamorada.

Mis recuerdos de juegos con la mejor influencia familiar para llegar a ser una buena madre, se hicieron realidad cuando llegó su primer hijo a nuestras vidas. Entonces el bebé no era "Pepito", el bebé de celuloide, sino se llamó Julio Ernesto, que lloraba y comía y había que asear a cada rato. Era una cosita viva que se movía y al que nos pasábamos de brazo en brazo mis otras dos hermanas, mis padres y yo... cuando la familia de su padre no estaba también en el círculo de espera.

Habiendo sido en la familia el primer hijo de nuestra generación, ganó su lugar real con suma facilidad. De nieto se transformó fácilmente en príncipe de mi madre y las tías soñábamos con acunarlo, alimentarlo y jugar con él... menos cambiarle los pañales, claro.

Creció siendo un niño normal, travieso cuando era el momento, pero oportunamente callado y observador, al que en muchas ocasiones descubrí mirando a los demás en actitud de grabar en su memoria lo que sucedía alrededor suyo. La vida y sus tropiezos, las circunstancias y otras muchas experiencias llevaron a mi hermana y su hijo a vivir fuera de Guatemala cuando él era un adolescente maduro y precoz también, pero en un sentido diferente al de su madre. Salieron hacia Canadá en 1990, en donde hizo una vida diferente a la que llevamos acá. Ha regresado en varias ocasiones, disfrutando de cada lugar, cada sabor y aroma que se le ha presentado desde la memoria. Como todos los emigrantes, trenza los sueños, los recuerdos y la realidad, viviendo de esta manera una existencia enriquecida por dos culturas diferentes, dos maneras de asimilar las circunstancias, dos calidades de vida.

Esta semana tuvimos una agradabilísima sorpresa. Desde el norte nos llegó la noticia: Julio Ernesto obtuvo el galardón Filmmaker On The Rise Award (Cineasta más prometedor) que le fue otorgado por su trayectoria en el mundo de los cortometrajes y el Best Screenplay (Mejor Guión) por su guión de The Hunchback. También recibió una nominación con su película Master Plan, en la categoría de Mejor corto extranjero. Este festival premia trabajos audiovisuales independientes considerados con gran potencial en la industria del cine en Estados Unidos.

Cuenta Julio Ernesto que su carrera en el cine comenzó en 2001, cuando conoció al famoso actor Edward James Olmos, quien le sugirió escribir guiones, así que decidió tomar un curso especial para realizarlos en la universidad. Luego de dos años de escribir historias, comenzó a enviar su trabajo a productores norteamericanos. Así nació su interés en ser escritor, luego productor y ahora director de cine. Dice: "Como guionista, siempre me aseguro que la historia tenga sentido y que los personajes en la película se muestren como personas reales y se comuniquen en un lenguaje que sea apropiado para el género"; su propuesta es dura e intensa, con diálogos fuertes y expresiones de gran emotividad. "Cada producción que hago tiene un fuerte mensaje, así la audiencia puede llevarse algo consigo mismo cuando termina la película; no me gusta la idea de hacer algo sin propósito".

"Cuando uno obtiene este tipo de premios inspira confianza en los inversionistas para obtener fondos para el presupuesto de una nueva película; asimismo, también se llama la atención de varios actores y productores de renombre", dice.

Actualmente es propietario de la productora Quetzal Productions, con la que ya tiene varios guiones preparados con el fin de presentarlos a posibles inversionistas. Por el momento se está concentrando en un guión para largometraje de género supernatural/horror, llamado Host. También tiene los títulos Sleep is the devil y Anatomy of a kidnapping, listos para ser trabajados. Y busca realizar un proyecto personal muy importante para él, que es su primera producción en español y filmada en Guatemala, que se titulará "Leyenda".

El orgullo que sentimos, estamos conscientes, está un poco fuera de foco. Si Julio Ernesto hubiera continuado viviendo en este país -aunque sea el lugar en donde nació y al que él vuelve con añoranzas- probablemente no hubiera tenido acceso a este campo de actividad. O quizás sí, pero eso nunca lo sabremos.

Los invito para que conozcan sus cortometrajes, avances de proyectos y fotografías, en el sitio oficial de su productora: quetzalproductions@gmail.com y en la página www.myspace.com/released_theshortfilm.

3 comentarios:

Unknown dijo...

De todo corazon le agradezco muchisimo el carino y el apoyo que he recibido de su parte.

Esta super bonito el blog!! Gracias!!!

santaleonor dijo...

Sin él, la nada...pero por ellos todo.
Qué sino, se hace por un hijo, y qué alegría cuando salen adelante después de tantos desmayos y tanta inexperiencia por nuestra parte. Pero no hay equívoco cuando se da todo. Ellos aprenderan a ser seguros y generosos si se les dio amor.
Ya sé Carmen, que a todos nos asaltan dudas. Pero me explicaba la fé un dia que mi hija Ana Granada con apenas dos años y puesta al borde de la cama se fiaba de mí y saltaba porque sabía que yo estaría allí y la cogería, esa confianza ciega.
Ahora con Julio, al que viste crecer de pequeño y desarrollarse como hombre, en el sentido excelente que tiene la palabra. Miro atrás y me parece mentira, de alguna forma seguimos siendo ellos, seguimos siendo niños y jóvenes sin tener que imitar a Doian Grey.
Me alegro por Julio, por tu hija, por mis cuatro hijas, por nuestros hijos, que lleguen, pero que no olviden el camino ni a los caminantes, ni a los que les enseñaron a caminar.

Guillermo Peraza dijo...

Ahi... en esos pequeños pasos se siente la grandeza de ellos. Felicidades Carmen! un gran abrazo.