domingo, enero 29, 2006

ESTÁ CAMBIANDO


Entre sueños, esta madrugada, luchando entre continuar soñando o despertar, escuché el sonido peculiar de las gotas de lluvia cayendo sobre los vidrios del domo que cubre el pequeño patio interior cercano a mi habitación... y sin mayores complicaciones ni cargos de conciencia, di la vuelta y continué durmiendo, a pesar de que todos los sábados me levanto antes de las siete de la mañana para ir al mercado a hacer las compras semanales de legumbres y verduras.

En plena temporada seca -se supone, de noviembre a mayo- hemos tenido tantos días lluviosos como en la lluviosa, valga la redundancia.

Los árboles que normalmente florecen en este periodo -jacarandas, madrecacao, matilisguates...- pareciera que están totalmente desubicados y no saben qué comportamiento adoptar, pues la supuesta temporada seca brilla por su ausencia.

Sin embargo, el color está haciéndose presente a pesar de todo. Por encima de los paredones aparecen las cascadas de buganvilias amarillas, magentas, rojas, moradas, blancas... Alguna que otra jacaranda, a pesar de encontrarse descontrolada, se ha arriesgado para dejarse ver, muy tímidamente, entre las copas de los árboles perennes, como los cipreses y los pinos. Y en la jardinera de casa, han vuelto a aparecer las extrañas flores de las que no conozco el nombre y que me gustan tanto, con su peculiar forma de dragones amarillos con orillas rojas.

El clima está cambiando. Y aunque no conozco mucho sobre este tema a nivel científico, sí puedo decir que hay una enorme diferencia entre los días de mi niñez y los que ahora vivimos. Pareciera que las estaciones se han corrido en el almanaque.

Ahora podemos encontrar flores durante todo el año, comer frutas "de estación" fuera de ellas y es casi obligatorio mantener un paraguas dentro del automóvil para que los aguaceros no nos tomen por sorpresa.

Sin embargo, este planeta sigue siendo un extraordinario y maravilloso sitio para vivir. ¿Cuál otro puede ser mejor que éste?

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