sábado, octubre 16, 2004

No importa quién, sólo debiera importar

La violencia doméstica no es un asunto íntimo, es un tema de todos. Coincido totalmente con la señora María Urruzola en ese punto -como en algunos otros-. En el momento que la persona es agredida, humillada, paralizada de terror, de dolor e impotencia, en ese mismo momento nos atañe a todos: padres, hermanos, hijos, amigos, compañeros de trabajo, porque es su vida la que está en juego.

No importa si la persona que infringe la violencia -el agresor- sea una figura pública o no, el problema se hace grande cada vez más, en una espiral de daños, pánico y dolor, que en muchos casos termina con la muerte del agredido. Y digo "agredido" porque también existen hombres violentados en el mismo seno de su hogar, ya sea física, verbal o psicológicamente, siendo estos casos más difíciles de identificar y tratar, ya que para la víctima será enormemente difícil aceptar que SU mujer -aquella que se piensa de su mansa propiedad- es quien violenta desde sus momentos de privacidad familiar hasta sus pensamientos, haciéndolo ver empequeñecido ante sus hijos -si los hay- y ante la misma sociedad a la que pertenece, en donde la hegemonía masculina todavía tiene raíces profundas.

Siempre me ha causado estupor ver la manera uniforme y casi instantánea en que se reacciona ante casos de violencia doméstica -infringida por hombres- que pretenden hacerse o se hacen públicos, sobre todo cuando los actuantes tienen un perfil conocido o famoso, así se llame Juan o Pedro y se dedique a la política, la enseñanza, el arte... no importa a qué. El asunto es que sabiendo que la agresión debiera ser detenida inmediatamente y se buscara la ayuda profesional que requieren estos casos, lo que causaría seguramente que se obtuvieran datos fehacientes que respaldaren cualquier demanda, los amigos y parientes tienden a mantener el hecho bajo una enorme "chamarra", tapando -y tapándose todos- con ella a esta enfermedad mental difícil de controlar por sí misma.

Cualquier persona que tenga este problema de personalidad violenta, que no sepa reconocerlo, que no busque ayuda médica, que mienta, que engañe, que viva con el enorme conflicto que representa hacerle daño a las personas que ama cada vez más hasta, probablemente, perder totalmente el control y ocasionarles la muerte, no es digna de confianza. ¿De qué manera se puede confiar en alguien que evade la responsabilidad de sus actos? ¿Cómo se puede creer en alguien que miente y engaña en algo tan importante como la seguridad de su familia? ¿Por qué habría yo de pensar que alguien con ese tipo de problema puede resolver los problemas de otros?

Lo que me molesta tanto o más que la violencia en sí -provocada por un problema mental y que ya es bastante serio- es la actitud que se toma para ocultar, mentir y no asumir responsabilidades.

Da para pensar...

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