sábado, abril 22, 2006

LA NOCHE DEL SÁBADO


No es fácil encontrar un tema lindo para desarrollar cuando todas las mentes y su atención se centran en los temas difíciles: Los bloqueos, la prohibición para fumar, la economía, la delincuencia, los proyectos inacabados, las promesas incumplidas, los probables impuestos, el alza en el precio del petróleo, las amenazas de otra invasión en el Oriente Medio, el clima del planeta... ¡Y otros muchos acontecimientos difíciles que nos afectan negativamente!

Entonces, para cubrirnos por un rato de sensaciones apacibles y placenteras, tomemos una ducha con agua tibia y jabón de "Por ahora no me preocupo", tomemos una pildorita de "Qué me importa" y planifiquemos la noche del sábado de tal manera que todos salgamos ganando.

Si nuestros hijos son chicos, viven con nosotros y buscan nuestra compañía, quizás sea el momento oportuno para pasar con ellos un rato agradable, quizás saliendo un rato a un lugar que procure diversión saludable, en donde se pueda respirar aire puro y comer algo que sea del gusto de toda la familia.

Quizás sea el momento de buscar en cartelera o en la tv por cable una película que nos han recomendado; o quizás podamos rentar un par de éstas y llevarlas a casa para compartirlas con alguien querido.

A lo mejor sea la noche precisa para visitar a nuestros padres, a los que por mil y una circunstancias dejamos de lado pensando en que ya tendremos ocasión de hacer un tiempecito para ellos. Generalmente los viejos no son exigentes y se sienten felices y conformes con nuestra sola presencia, lo que hace más fáciles las cosas.

Los hermanos, los amigos, los sobrinos, todos en algún momento han buscado nuestra compañía y tal vez, por razones que conocemos pero que no queremos reconocer, hemos evitado.

Sin embargo, hay alguien que precisa de mucha atención. De atención de la buena, con mimos y caricias emocionales, con algún regalito gastronómico que corone el éxito o consuele algún fracaso o pérdida o, ¿por qué no?, por el simple hecho de darse el gusto. Ustedes y yo. Si no estamos en óptimas condiciones emocionales y físicas, nosotros mismos, de ninguna manera podremos dar a los demás la calidad de tiempo y atención que ellos precisan y que, seguramente, al darlas, nos llenará de satisfacciones y alegrías.

Este sábado de noche, tal vez, lo más conveniente sea meditar acerca de lo que realmente queremos y deseamos. Acerca de los seres que nos rodean y a los que amamos pero que hace mucho tiempo hemos desatendido. Acerca de nuestros proyectos, de nuestros trabajos y profesiones, de nuestros planes inmediatos o a largo plazo. Porque esto es algo importante, algo que mantiene viva nuestra ilusión y nuestras expectativas.

Por mi parte, después de terminar de trabajar el semanario, me daré una relajante ducha y cenaré, luego llevaré una copa de buen vino tinto conmigo a la sala y me instalaré cómodamente a ver una película que Bocha, mi querido jefe, amigo, compañero y compinche me envió de regalo.

¡A la salud tuya, Bocha y a la de todos ustedes!

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