jueves, mayo 27, 2004

UN LINDO SÁBADO

Los centros comerciales en esta ciudad han sido siempre motivo de curiosidad cuando recién se inauguran y miles de personas desfilan de día y noche por ellos, haciendo muy complicado visitarlos. Después de unas cuantas semanas, la afluencia de curiosos baja y las cosas se tranquilizan un poco... hasta que llega el fin de semana. Miraflores es el nombre del último que ha sido inaugurado y nos contaron que tiene un concepto nuevo de acuerdo con los últimos que habíamos conocido, así que decidimos visitarlo hoy.

Dos sótanos de parqueos y un estacionamiento al aire libre en cuatro manzanas de terreno que rodean el enorme edificio de ladrillo desnudo que ha sido construido dejando en el centro un área limpia para conciertos, exposiciones y ventas en pequeños kioskos que, eventualmente, pueden moverse de su lugar para ampliar el espacio que comparten con una hermosa cascada en forma de cortina de hilos de agua que caen desde lo más alto del edificio hasta un pequeño estanque.

Los tres niveles albergan locales comerciales, un área común de restaurantes -que te ofrecen desde comida italiana hasta tacos mexicanos- y las catorce salas de cine más modernas, cómodas y sofisticadas de la ciudad, con extraordinario diseño escalonado y estupendo sonido. También cuenta con un museo acerca de la antigua Kaminal Juyú, una ciudad mayense cuyas ruinas se encuentran en un área cercana al centro comercial.

Decidimos comer en un restaurante ambientado en los 50's, con lindos pisos de cuadrados blanco y negro, sillas y sillones de "cuerina" roja y brillantes patas cromadas, pósters de James Dean, Marilyn, Elvis... música de la época, y comida rápida: hot dogs, papas fritas con queso derretido, aros de cebolla, nachos con chili beans, ensaladas, sándwiches de todo tipo (claro, también vegetarianos), milk shakes y mi absolutamente insustituible Coca-Cola, servida desde brillantes y rojas máquinas expendedoras y surtidoras.

Después de comer visitamos algunas tiendas de ropa, zapaterías, librerías y luego compramos las entradas para la sala de cine que proyectaba Something's Gotta Give, con Jack Nicholson, Diane Keaton y Keannu Reeves. Me la habían recomendado, así que iba un poco influenciada por su fama. Sin embargo, debo confesar que hacía mucho rato que no me reía en el cine como hoy. Jack Nicholson está totalmente divino, ¡extraordinario!, sin dejar lugar a dudas que es uno de los mejores actores de nuestro tiempo. A pesar de ser ya un "madurito", sigue siendo adorable y reafirma su total control sobre la actuación. Diane Keaton me pareció un tanto sobreactuada en algún momento, pero en la segunda mitad me pareció mucho mejor. ¿Keannu Reeves? Sin pena ni gloria. Sin embargo, la película nos lleva hacia el interior del amor maduro -es decir, el amor otoñal- afirmándonos que la sexualidad vive siempre, a pesar de que algunas veces pensemos o pretendamos creer que después de cierta edad, no existe. Valiente enfoque, muy buenas interpretaciones, hermosísimo mensaje y una sobredosis de sano humor que te hace reír a carcajadas. Si podés verla, no te la pierdas.

Finalmente, el sábado terminó en un congestionamiento de tránsito a lo bestia, pues al salir llovía torrencialmente y eso provocó algunas pequeñas inundaciones en áreas aledañas. Llegué a casa cansada, pero con esa linda sensación después de haber tenido gratas experiencias, compartidas con la gente que quiero.

¡Feliz fin de semana!

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