jueves, junio 24, 2004

HISTORIAS

En mi primer acercamiento al Uruguay, 1978, me impresionó entre otras cosas el sentido de pertenencia, de afecto, de solidaridad, de familia, que pude percibir en el grupo de personas con las que tuve la alegría de convivir. Esta fue una de las razones -si no la más importante- que me hizo, cuatro años después, decidir emigrar para allá. Aunque el norte del continente me proporcionaría mejores ganancias económicas, un mejor nivel de vida material, más oportunidades de trabajo y crecimiento, la certeza de poder darle a mi hija -entonces de dos años- un ambiente sano, acogedor, familiar y con principios y bases sólidos, me inclinó a tomar un vuelo de PAN AM hacia Montevideo. Esta decisión que tomé obligada en su momento por la situación política de mi país, la revertí cuando acá las condiciones cambiaron y pudimos volver con el mínimo de seguridad física y con la expectativa de reivindicar una vida normal en mi propia tierra. Como regalo de despedida, mis amigos Dilacio nos obsequiaron un casete con canciones de Alberto Cortez, especialmente aquella "Cuando un Amigo se Va". Las razones eran obvias. Y el efecto que me causó, permanece en mí hasta hoy.

Durante mis años de vida -que son muchos- he tomado conciencia de lo que la palabra amistad realmente significa. De lo que de verdad pesa y vale en nuestros días, cuando la vivimos intensa y plenamente, de cara al sol pues no puede ser de otra manera. Es un toma y daca constante, una simbiosis enriquecedora, con bases de verdad -aunque ésta sea fuerte o dura o dolorosa- pero también de solidaridad y servicio. Y estos actitudes y acciones salen fácil, espontáneas y naturales. No se piensa mucho en ello, se da y ya. Porque es la amistad una forma del amor. O, más aún, debe estar -debe ser- en el amor, pues de lo contrario éste no es más que un sentimiento egoísta de autocomplacencia, trátese del amor que se trate.

Qué mejores amigos de los padres sus hijos, qué más cercano amigo que el amante o el hermano. Sin embargo, no es un gen que nazca con los humanos sino más bien un enriquecimiento que se va adquiriendo a lo largo de la vida y que va echando raíces fuertes y profundas para afincarse bien, al mismo tiempo que sus ramas proyectan una enorme y fresca sombra sobre los así llamados amigos.

Mi muy querido amigo porteño, Hugo, conociendo mi debilidad por todo lo uruguayo, me hizo llegar hace ya un buen par de años, un ejemplar del boletín de Equinox y de allá para acá todo ha sido aprendizaje y evolución. Lo más importante, haber encontrado en ese cálido espacio virtual los atributos de la amistad, la solidaria, la combativa hombro con hombro, la que ríe y llora conjuntamente, la que reconoce errores y celebra aciertos. He aprendido, crecido y madurado con ellos. Y como la amistad es también reciprocidad y correspondencia, el tiempo que he invertido trabajando con los boletines me ha generado increíbles alegrías, inmensas satisfacciones y grande crecimiento que hoy reconozco públicamente.

Trabajar con ustedes, Obes y compañía, es y será siempre un acierto. Cuando el ciclo se cierre -porque no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla- estoy segura que me sentiré triste por la despedida pero profundamente agradecida con la vida por haberme presentado la oportunidad de convivir virtualmente con su director, vos Bocha, a quien aprecio, admiro y respeto; y por conocer de esta manera cibernética a sus colaboradores y amigos, de quienes tengo una opinión igualmente positiva.

Veo desde este rincón del planeta que Equinox -junto con otros medios de prensa uruguayos- hace y escribe la historia de vuestro país -al que amo muy profundamente- con coraje, valentía, a veces rabia y dolor, pero siempre buscando la verdad y el punto de equilibrio, para lograr que Uruguay resurja y avance, reconociéndose a sí mismo como el ejemplo que el mundo admiró y quiso imitar.

Me siento orgullosa de ser parte de este medio, de compartir el momento histórico y, por sobre todo, de ser amiga de ustedes. ¡Ojalá y podamos compartir todavía mucho tiempo más!

No hay comentarios.: